Исполнитель: | Guillermo Aguirre y Fierro (Español) |
Пользователь: | TrovanueL |
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EL BRINDIS DEL BOHEMIO
Guillermo Aguirre y Fierro
San Luis Potosí, México. 1887, 1949
Transcrita por TrovanueL
En torno de una mesa de cantina
una noche de invierno
regocijadamente departían
seis alegres bohemios
Los ecos de sus risas escapaban
y de aquel barrio quieto
iban a interrumpir el imponente
y profundo silencio.
El humo de olorosos cigarrillos
en espirales se elevaba al cielo,
simbolizando al resolverse en nada,
la vida de los sueños.
Pero en todos los labios había risas,
inspiración en todos los cerebros,
y, repartidas en la mesa,
copas pletóricas de ron, whisky o ajenjo.
Era curioso ver aquel conjunto,
aquel grupo bohemio,
del que brotaba la palabra chusca,
la que vierte veneno,
lo mismo que, melosa y delicada,
la música de un verso.
A cada nueva libación,
las penas hallábanse más lejos del grupo,
y nueva inspiración llegaba
a todos los cerebros,
con el idilio roto que venía
en alas del recuerdo.
Olvidaba decir que aquella noche,
aquel grupo bohemio
celebraba entre risas,
libaciones, chascarrillos y versos,
la agonía de un año que amarguras dejó
en todos los pechos,
y la llegada, consecuencia lógica,
del “Feliz Año Nuevo”...
Una voz varonil dijo de pronto:
-Las doce, compañeros;
Digamos el “requiéscat”
por el año que ha pasado
a formar entre los muertos
¡Brindemos por el año que comienza!
Porque nos traiga ensueños;
porque no sea su equipaje
un cúmulo de amargos desconsuelos.
-Brindo, dijo otra voz,
por la esperanza que a la vida nos lanza,
a vencer los rigores del destino,
por la esperanza, nuestra dulce amiga,
que las penas mitiga
y convierte en vergel nuestro camino.
Brindo porque ya hubiera a mi existencia
puesto fin con violencia
esgrimiendo en mi frente mi venganza;
si en mi cielo de tul limpio y divino
no alumbrara en mi
sino una pálida estrella: Mi esperanza.
-¡Bravo! Dijeron todos,
inspirado esta noche has estado
y hablaste bueno, breve y sustancioso.
El turno es de Raúl; alce su copa
Y brinde por... Europa,
Ya que su extranjerismo es delicioso...
-Bebo y brindo, clamó el interpelado;
brindo por mi pasado,
que fue de luz, de amor y de alegría,
y en el que hubo mujeres seductoras
y frentes soñadoras
que se juntaron con la frente mía...
Brindo por el ayer que en la amargura
que hoy cubre de negrura mi corazón,
esparce sus consuelos
trayendo hasta mi mente las dulzuras
de goces, de ternuras, de dichas,
de deliquios, de desvelos.
-Yo brindo, dijo Juan,
porque en mi mente brote un torrente
de inspiración divina y seductora,
porque vibre en las cuerdas de mi lira
el verso que suspira, que sonríe,
que canta y que enamora.
Brindo porque mis versos cual saetas
Lleguen hasta las grietas
Formadas de metal y de granito
Del corazón de la mujer ingrata
Que a desdenes me mata...
¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!
Porque a su corazón llegue mi canto,
porque enjuguen mi llanto
sus manos que me causan embelesos;
porque con creces mi pasión me pague..
vamos!, porque me embriague
con el divino néctar de sus besos
Siguió la tempestad de frases vanas,
de aquellas tan humanas
que hallan en todas partes acomodo,
y en cada frase de entusiasmo ardiente,
hubo ovación creciente,
y libaciones y reír y todo.
Se brindó por la Patria, por las flores,
por los castos amores
que hacen un valladar de una ventana
y por esas pasiones voluptuosas
que el fango del placer llena de rosas
y hacen de la mujer la cortesana.
Sólo faltaba un brindis, el de Arturo.
El del bohemio puro,
De noble corazón y gran cabeza;
Aquél que sin ambages declaraba
Que solo ambicionaba
Robarle inspiración a la tristeza.
Por todos estrechado, alzó la copa
Frente a la alegre tropa
Desbordante de risas y de contento;
Los inundó en la luz d una mirada,
Sacudió su melena alborotada
Y dijo así, con inspirado acento:
-Brindo por la mujer, mas no por ésa
en la que hallan consuelo en la tristeza
rescoldo del placer ¡desventurados!;
no por esa que les brinda sus hechizos
cuando besan sus rizos
artificiosamente perfumados.
Yo no brindo por ella, compañeros,
siento por esta vez no complacerlos.
Brindo por la mujer, pero por una,
por la que me brindó sus embelesos
y me envolvió en sus besos:
por la mujer q me arrulló en la cuna
Por la mujer que me enseñó de niño
lo que vale el cariño exquisito,
profundo y verdadero;
por la mujer q me arrulló en sus brazos
y que me dio en pedazos,
uno por uno, el corazón entero
¡Por mi Madre! Bohemios,
por la anciana que piensa en el mañana
como en algo muy dulce y muy deseado,
porque sueña tal vez, que mi destino
me señala el camino
por el que volveré pronto a su lado.
Por la anciana adorada y bendecida,
por la que con su sangre me dio vida,
y ternura y cariño;
por la que fue la luz del alma mía,
y lloró de alegría,
sintiendo mi cabeza en su corpiño.
Por esa brindo yo, dejen que llore,
que en lágrimas desflore
esta pena letal que me asesina;
dejen que brinde por mi madre ausente,
por la que llora y siente
que mi ausencia es un fuego que calcina
Por la anciana infeliz que sufre y llora
y que del cielo implora
que vuelva yo muy pronto a estar con ella
por mi Madre, bohemios,
que es dulzura vertida en mi amargura
y en esta noche de mi vida, estrella
El bohemio calló;
ningún acento profanó el sentimiento
nacido del dolor y la ternura,
y pareció que sobre aquel ambiente
flotaba inmensamente
un poema de amor y de amargura.